domingo, enero 03, 2010

Circulación

El sol sin causa es el cinturón atascado desde mi ombligo al núcleo amarillo, la luna es la medusa entrando al pulpo por el centro que todo lo absuelve y atrae, como un parto a la inversa. El perezoso que duerme a mi lado,de lado, tibio, apretado, suspira de vez en cuando quizás porque mañana saldrá el sol como cinturón, aunque use él suspensores.
Las manos. En infinito las caderas sound en la iglesia, llorar hacia afuera, escuchar la muerte, el azul, la renovación, amarte muerto, te amo muerto, escalera viviente, reloj de luna, ombligo con pelusas.
Mientras él duerme y la estoy en la pantalla mas acá ,en la cuna esta maría, una madre verde que en las puntas de su abrazo, con unitaria geometría chispiante derrama leche en cámara lenta como los arboles nos han enseñado a crecer ya respirar, como el rió que no sabe nadar nos enseña a no saber y tomar agua. El ojo de la ciudad no existe. En el este y el oeste cruzados, caminos en alineación soy un centro y en frente hay un tipo vestido de negro, viene de un barco donde es ley proyectar fantasmas fosforecentes, me dice que son miles de sabanas blancas, deshojada la tela por el frío y por la rueda del viento, nos miramos en círculos unísonos. Yo quiero que el reflejo desaparezca, por tanto no creeré en él. Los niños son expertos plantadores de porotos, y trepan aquellas plantas de cuento y descansan en sus hojas, ¿para que hacer música si puedes escuchar la circulación de tu sangre ?. Subirte y bajarte, escalera viviente, medusa en pulpo. Rayito de espacio, de vacío, alergia, alegría. Estaré en pie 7 y media de la mañana, casi las 8, casi las 9, las 10, las 11 o las 12, a esa hora a caminar, derramar los pies por el gusto a la apertura y el magnetismo andino que hoy sin espejos o velos agradesco al abuelo que escuchó pájaros, temblores y desperdigó muy grandes durezas para ablandarme el corazón.


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